La prevalencia de sobrepeso y obesidad ha aumentado significativamente en México. Aunque son múltiples y complejas las causas del incremento generalizado del sobrepeso y la obesidad en el mundo, existe evidencia de que el consumo de bebidas azucaradas como los refrescos, aumenta el riesgo de obesidad, diabetes tipo dos y otras enfermedades crónicas.
Al menos 19 países en el mundo han implementado o propuesto impuestos a bebidas azucaradas como una política pública para reducir su consumo y disminuir la prevalencia de sobrepeso, obesidad y otras enfermedades relacionadas. Un impuesto al refresco se ha recomendado como una medida que puede impactar directamente el consumo de estas bebidas, sobre todo en países con altos niveles de consumo y altas prevalencias de obesidad.
Estudios de investigadores del Instituto Nacional de Salud Pública muestran que un aumento en el precio de los refrescos inducido por un impuesto podría reducir considerablemente su consumo. Un aumento en el precio del refresco del 10% se asocia con una reducción del consumo de 12.9% con estimaciones usando las Encuestas Nacionales de Niveles de Vida e Ingreso de los Hogares (2002 y 2005); y con una reducción del 10.1% con estimaciones usando las Encuestas Nacionales de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH 2006, 2008 y 2010).
Estimaciones con la ENIGH muestran que si aumentara el precio del refresco, los hogares aumentarían el consumo de agua y leche. No se encontró que con aumento de precios aumentara el consumo de jugos o aguas preparadas con azúcar. Estos análisis también muestran que el impuesto no afectaría de manera diferencial a los más pobres dado que los hogares en los quintiles más bajos de ingreso y los hogares que viven en municipios con altos grados de marginación son los que reducirían más el consumo de refrescos ante aumentos en precios.
Un impuesto al refresco tendría también importantes beneficios en salud. Estimaciones preliminares muestran que la reducción en el consumo de refrescos podría reducir en 12% los casos nuevos de diabetes, lo que implicaría un ahorro en costos directos de atención médica entre 4 y 21 mil millones de pesos. De igual forma, la reducción del consumo de refrescos podría reducir al menos en 1% la prevalencia de sobrepeso y obesidad, lo que representaría un ahorro en costos directos de atención de casi 7 mil millones de pesos.
La implementación del impuesto al refresco debería ser acompañada y reforzada por otras políticas públicas como el etiquetado y la regulación de la publicidad, así como garantizar la provisión de agua potable particularmente en las zonas más pobres del país.
*La Dra. Arantxa Colchero, economista de la salud, es actualmente investigadora de la Dirección de Economía de la Salud del Centro de Investigación en Evaluación y Encuestas del Instituto Nacional de Salud Pública. Sus intereses en investigación son el uso de técnicas econométricas para estudiar los determinantes del sobrepeso y obesidad en países menos desarrollados, particularmente en mujeres; así como el diseño y evaluación de estrategias novedosas para prevenir y reducir obesidad como políticas fiscales.
Artículo disponible en: http://www.insp.mx/epppo/blog/2824-impuestos-refrescos-estrategia-prevencion-obesidad.html
No hay comentarios.:
Publicar un comentario